El dios de las pequeñas cosas
El cuaderno rojo
El libro de las ilusiones
La noche del oráculo
El cuaderno Rojo
Seda
Una lectora nada común
La historia del silencio
El corazón del Tártaro
El testamento francés
Las Geórgicas
Correspondencia privada
Panfleto desde el planeta...
El reino de este mundo
Viejo muere el cisne
El túnel
El corazón es un cazador...
El juez y su verdugo
Los tíos de Sicilia
El pabellón de oro
El zafarrancho aquel de via...
No soy Stiller
Una vida violenta
El largo viaje
El oficio de vivir
Cosmos
El jardín de los Finzi-Contini
Cada hombre en su noche
Dios ha nacido en el exilio
El unicornio
El tedio
Enderby por dentro
Los simuladores
Maurice
Retrato del grupo con señora
El mono gramático
Carta a mi madre
La hija de Burger
Alguien que anda por ahí
Oficio de difuntos
Confieso que he vivido....
El obsceno pájaro de la Noche
La Canción de Salomón
En brazos de la mujer madura
El perfume
Libro del desasosiego
Toda la belleza del mundo
Un encuentro peligroso
Yo que he servido al rey de...
El club de la buena estrella
El amante
Las Georgicas
Sangre de amor correspondido
La literatura nazi en América
Helena, Helena amor mío
El testamento francés
Parejas
Un viejo que leía novelas...
Donde el corazón te lleve
De nuevo, el amor
Una derrota bastante honrosa
El paso tan lento del amor
El faro de la última orilla
Oitocentos
Merlín e familia
El sol de la nieve o El día...
Lo mejor del mundo son los...
Bàrnabo de las montañas
El caballo de cartón
Nosotras relatos
Las fosas de Franco
Santiago de Compostela ¿Y...
Las desventuras del joven...
El «Werther» supuso con su aparición en 1774, todo un fenómeno de masas: influyó en el lenguaje, en las pasiones y hasta en la moda de multitud de jóvenes. El poderoso hálito romántico de la obra, su belleza formal y su expresión epistolar, calaron hondamente en su época y quedaron para la posteridad como muestra perfecta y conjunción feliz de vida y poesía.
El conde Lucanor
Edición en versión española moderna de Enrique Moreno Báez, catedrático de la Universidad de Santiago.Don Juan Manuel continúa una tradición de origen oriental, aunque tambián toma materialñes de fuentes clásicas y de la realidad española de su tiempo. La rigidez con que enmarca sus cuentos, todos los cuales copmienzan y acaban del mismo modo, le da a la obra un aire arquitectónico y nos los presenta como si fueran tablas de un retablo, a cuya unidad todo se encuientra subordinado.