



Referencia:
Recientemente, entre los archivos de la Universidad de Yale, se «exhumaron» tres tablillas cuneiformes del 1600 antes de Cristo, hasta el momento no traducidas... y que resultaron ser cuarenta recetas de cocina. Este descubrimiento da pie a Jean Bottéro a sumergirse en la desconocida gastronomía de la antigua Mesopotamia. Armado de esas cuarenta recetas, pero también de cartas cruzadas entre comerciantes, «manuales de devoción», tratados adivinatorios y de interpretación de los sueños, listados enciclopédicos e incluso alguna obra «literaria», Bottéro nos acerca a esa refinada cultura, cuya cosmovisión se halla indirecta pero firmemente integrada en el ciclo de la comida y la bebida.
La señora Lamarchand necesita una criada y ha oido hablar de Hilda, de su buena disposición para el trabajo, de su educación y su belleza. No toleraría una criada indolente, pero sobre todo que fuera demasiado delfada o simplemente gordita. ¿Cómo va a ocuparse de su casa y de sus hijos si no controla su propio cuerpo? La señora Lemarchand considera que Hilda tendra la suerte de servir en una casa de gentes de izquierda. Por eso quiere algo más que una criada, quiere educar a Hilda, enseñarla a vestirse y a comportarse en sociedad, quiere que sea su amiga. Sin que, por supuesto, deje de aumentar cada vez más rigurosamente sus obligaciones.