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París no se acaba nunca es una revisión irónica de los días de aprendizaje literario del narrador en el París de los años setenta. Fundiendo autobiografía, ficción y ensayo, cuenta la aventura de redactar su primer libro. Y nos desvela, por ejemplo, cómo le ayudaron a escribir esa novela los consejos que le dio, resumidos en una breve cuartilla, Marguerite Duras, su muy atípica casera. Es también la historia de cómo viajó a esa ciudad para imitar la vida bohemia de escritor principiante de Hemingway, quien contó, en París era una fiesta, que allí fue «muy pobre y muy feliz», y de cómo, por el contrario, el narrador fue muy pobre y muy infeliz. Aunque, eso sí, logró allí escribir su primera novela.
Un libro que nos invita a viajar por diferentes escenarios del mundo, como las pirámides de Egipto, los canales de Venecia o una estación espacial. Cada doble página, de gran formato, presenta un lugar con todo lujo de detalles y propone una serie de actividades de observación, lógica y razonamiento, ideales para mentes curiosas. Y, para los impacientes, al final del libro se incluye el solucionario de los juegos propuestos.