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Aparecen entrecruzadas dos historias que van alternándose. Por un lado la protagonizada por Isaac Ben Élizer, un cordobés que es enviado al encuentro de los jázaros, un pueblo convertido al judaísmo, con su propio estado y del que por tanto puede surgir el nuevo Mesías. Por otro lado, un escritor judía llamado Marc Sofer recibe la visita de un ruso que le pone sobre la pisat de los jázaros y de los vestigios que de ellos quedan tras las persecuciones estalinistas y el holocausto. Interesado por el tema, Sofer lee la única historia existente sobre los jázaros y localiza en Inglaterra tres cartas: la de un cordobés en la corte de Abderramán III a Joseph, la respuesta del kan y una segunda del cordobés.
Numerosos documentos inéditos o no traducidos hasta el momento demuestran hasta qué punto Heidegger se consagró a introducir los fundamentos del nazismo en la filosofía y en su propia enseñanza. Por ejemplo, en su seminario hitleriano del invierno de 1933-1934, Heidegger identificó al pueblo con la comunidad de la raza e intentó constituir una nueva nobleza para el Tercer Reich, exaltando el eros del pueblo por su Führer. Además, y al contrario de lo que se ha venido sosteniendo hasta ahora, el nazismo de Heidegger no sólo no se atenuó después de 1935 sino que se radicalizó.
Un libro que nos invita a viajar por diferentes escenarios del mundo, como las pirámides de Egipto, los canales de Venecia o una estación espacial. Cada doble página, de gran formato, presenta un lugar con todo lujo de detalles y propone una serie de actividades de observación, lógica y razonamiento, ideales para mentes curiosas. Y, para los impacientes, al final del libro se incluye el solucionario de los juegos propuestos.
Sófocles (496-406 a.C.) nació cerca de Atenas, en la época turbulenta de formación del imperio ático. Los datos que tenemos de su vida nos dibujan un personaje humano y comprometido con los problemas de sus conciudadanos. Siete tragedias tan sólo nos han llegado de su producción dramática. Según la tradición, Sófocles aprendió su arte de manos de Esquilo, pero alteró la arquitectura del género descargando al coro de su estatismo. Su perfección literaria y hábil empleo de la ironía han dado a sus obras un gran puesto en el teatro clásico.