

Referencia:
Aunque a algún lector ocasional pueda parecerlo, el mundo mental en el que se mueve Antonio Gala no es de ninguna manera caótico. Todo lo contrario. Por debajo de la aparente diversidad, la insistencia en ciertos temas, en determinados motivos, indica una organización mucho más unitaria de lo que pudiera imaginarse. (...)El mundo de Gala es sentimental: sus ideas no son abstractas, puramente lógicas o científicamente descarnadas, sino humanamente sentidas.(De la Introducción de Andrés Amorós)
Cando Xosé Carneiro, coñecido psicanalista e polémico colaborador televisivo, aparece co peito aberto no seu piso da compostelá rúa República do Salvador, son dúas as cousas que chaman a atención do xornalista Aquiles Vega e da profesora Sofía Deneb. A primeira é a brutalidade, a violencia extrema con que o crime foi levado a cabo. A segunda, ese detalle que non encaixa na escena: unha estraña peza de ferro chantada no corazón. En realidade, a de Carneiro non é máis que a primeira dunha cadea de mortes en serie, unha carreira contra o reloxo na que Aquiles terá non só que comprender que é o que está pasando, senón cal é o papel que en toda esta historia xoga un dos nomes máis importantes da nosa literatura, aquel sempre rodeado de misterio e escuridade.
La señora Lamarchand necesita una criada y ha oido hablar de Hilda, de su buena disposición para el trabajo, de su educación y su belleza. No toleraría una criada indolente, pero sobre todo que fuera demasiado delfada o simplemente gordita. ¿Cómo va a ocuparse de su casa y de sus hijos si no controla su propio cuerpo? La señora Lemarchand considera que Hilda tendra la suerte de servir en una casa de gentes de izquierda. Por eso quiere algo más que una criada, quiere educar a Hilda, enseñarla a vestirse y a comportarse en sociedad, quiere que sea su amiga. Sin que, por supuesto, deje de aumentar cada vez más rigurosamente sus obligaciones.