Entre todos los hijos bastardos de monarcas españoles, Juan de Austria, es probablemente el más conocido y encumbrado por la historia, y sin embargo son muchos los claroscuros que ensombrecen su figura. Tocó la gloria con la punta de los dedos en la batalla de Lepanto y a partir de ese momento su existencia estuvo marcada por el afán de ser coronado. Su empeño no tendría éxito, ya que lo llevó no sólo a enfrentarse con Felipe II, sino a una espesa trama de interes e intrigas urdidas en la corte por el secretario de estado Antonio Pérez.El autor utiliza como narradores muchos personajes, desde el emperador Carlos hasta Cervantes, pasando por Felipe II o el propio Juan de Austria, dándonos así una visión completa de este presonaje excepcional de nuestra historia.
Traducido a más de una docena de lenguas, la crítica europea relaciona a Quim Monzó con Kafka, Borges y Rabelais. En cada libro ha sabido aumentar la exigencia y el rigor, y ha generado, además, un enorme y desacostumbrado interés popular, como en El porqué de las cosas y Guadalajara. Hoy, Monzó ha revisado esos libros -todos sus cuentos publicados hasta ahora, algunos de ellos inéditos en castellano-, aplicando esa misma exigencia y ese mismo rigor. El resultado es Ochenta y seis cuentos, que ha merecido el Premio Nacional de Literatura en catalán y el Premio Lletra dOr, que se suman al Premio Ciudad de Barcelona y a los cuatro Premios de la Crítica que otorga Serra dOr, concedidos a los últimos cuatro libros de este volumen.
Entre todos los hijos bastardos de monarcas españoles, Juan de Austria, es probablemente el más conocido y encumbrado por la historia, y sin embargo son muchos los claroscuros que ensombrecen su figura. Tocó la gloria con la punta de los dedos en la batalla de Lepanto y a partir de ese momento su existencia estuvo marcada por el afán de ser coronado. Su empeño no tendría éxito, ya que lo llevó no sólo a enfrentarse con Felipe II, sino a una espesa trama de interes e intrigas urdidas en la corte por el secretario de estado Antonio Pérez.El autor utiliza como narradores muchos personajes, desde el emperador Carlos hasta Cervantes, pasando por Felipe II o el propio Juan de Austria, dándonos así una visión completa de este presonaje excepcional de nuestra historia.