Cuando Jim Nashe es abandonado por su mujer, se lanza a la vida errante. Antes ha recibido una inesperada herencia de un padre que nunca conoció y que le permitirá vagabundear por América en un Saab rojo, el mejor coche que nunca tuvo. Nashe va de motel en motel, goza de la velocidad, vive en una soledad casi completa y experimenta la gozosa y desgarradora seducción del desarraigo absoluto. Tras un año de esta vida, y cuando apenas le quedan diez mil dólares de la herencia, conoce a Jack Pozzi, un jovencísimo jugador profesional de póquer. Los dos hombres entablan una peculiar relación y Jim Nashe se constituye en el socio capitalista de Pozzi. Una sola sesión de póquer podría hacerles ricos. Sus contrincantes serán Flower y Stone, dos curiosos millonarios que han ganado una fabulosa fortuna jugando a la lotería y viven juntos como dos modernos Bouvard y Pecuchet. A partir de aquí, la novela abandona el territorio de la «novela de la carretera» americana, y se interna en el dominio de la literatura gótica, entre Kafka y Beckett. Nashe y Pozzi penetran en un ámbito sutilmente terrorífico, y la morada de los millonarios se convertirá en una peculiar prisión, cuyos ilusorios límites y leyes no menos ilusorias deberán descubrir.
Cuenta la historia de Yuuki Hase, un chaval de instituto que intenta hacerse amigo de Kaori Fujimiya, una compañera de clase solitaria y aparentemente apática. Tras conseguir un primer acercamiento amistoso, Yuuki se da cuenta de su fracaso cuando llega el fin de semana, ya que descubre que Kaori pierde cualquier recuerdo que tenga de sus amigos cada lunes debido a un trauma de su infancia. Pese a los muchos problemas que esto le ocasionará, Yuuki no cesa en su empeño de ganarse el cariño de su compañera aunque tenga que volver a hacerse amigo de ella todas las semanas.
Woody Allen que durante las seis décadas que lleva haciendo cine ha escrito y dirigido cincuenta películas, nos relata sus primeros matrimonios: el más precoz con una novia de su adolescencia y luego con la maravillosamente divertida Louise Lasser, a quien es evidente que todavía adora.
También escribe sobre su romance con Diane Keaton, con quien mantiene una prolongada amistad.
Y explica su relación personal y profesional con Mia Farrow, con quien realizó varias películas ahora clásicas, y que terminó con una separación por la que la prensa sensacionalista aún no le ha dado suficientemente las gracias.