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París no se acaba nunca es una revisión irónica de los días de aprendizaje literario del narrador en el París de los años setenta. Fundiendo autobiografía, ficción y ensayo, cuenta la aventura de redactar su primer libro. Y nos desvela, por ejemplo, cómo le ayudaron a escribir esa novela los consejos que le dio, resumidos en una breve cuartilla, Marguerite Duras, su muy atípica casera. Es también la historia de cómo viajó a esa ciudad para imitar la vida bohemia de escritor principiante de Hemingway, quien contó, en París era una fiesta, que allí fue «muy pobre y muy feliz», y de cómo, por el contrario, el narrador fue muy pobre y muy infeliz. Aunque, eso sí, logró allí escribir su primera novela.
Entre todos los hijos bastardos de monarcas españoles, Juan de Austria, es probablemente el más conocido y encumbrado por la historia, y sin embargo son muchos los claroscuros que ensombrecen su figura. Tocó la gloria con la punta de los dedos en la batalla de Lepanto y a partir de ese momento su existencia estuvo marcada por el afán de ser coronado. Su empeño no tendría éxito, ya que lo llevó no sólo a enfrentarse con Felipe II, sino a una espesa trama de interes e intrigas urdidas en la corte por el secretario de estado Antonio Pérez.El autor utiliza como narradores muchos personajes, desde el emperador Carlos hasta Cervantes, pasando por Felipe II o el propio Juan de Austria, dándonos así una visión completa de este presonaje excepcional de nuestra historia.