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Aquí tenemos un peculiar aventurero sin nombre que atiende por un mote, «Aloof», que trata de entender por qué se aventura en sus aventuras y acaba preguntándose por el significado de su propia identidad. La trama de esta novela es, pues, en parte aventura y en parte filosófica gracias no sólo a la actividad del narratólogo, un «francotirador académico» que, al cabo de los años, encuentra el manuscrito donde Aloof dejó registrada una de sus aventuras, sino también gracias al otro protagonista de la novela, Lord Redkins, otro aventurero reflexivo. Este «diálogo» entre Aloof y el narratólogo es un sorprendente, magnífico y fascinante hallazgo de Alvaro Pombo, que se reafirma, una vez más, como uno de los mejores escritores en lengua española de nuestro tiempo.
Hay momentos imposibles de olvidar, y aunque hayan pasado treinta años desde entonces, Joanna aun recuerda el sendero en el campo y la tarde de verano en que un hombre de repente se acercó a su madre y a sus hermanos y acabó con la vida de toda la familia. Ella, una niña de seis años, consiguió huir y ahora es una mujer que intenta llevar una vida apacible con su marido y su hijo. Mientras Joanna trabaja, el bebé se queda al cuidado de Reggie, una adolescente que ya ha aprendido a bregar con el dolor...Las cosas parecen transcurrir de la mejor de las maneras, hasta que un buen día el pasado vuelve para presentar factura: Joanna y el niño desaparecen sin dejar rastro y quien se ve involucrado en la investigación de este extraño caso es el detective Jackson Brodie.
Las peripecias del adolescente Holden Cauldfiel en una Nueva York que se recupera de la guerra influyeron en sucesivas generaciones de todo el mundo. En su confesión sincera y sin tapujos, muy lejos de la visión almibarada de la adolescencia que imperó hasta entonces, Holden nos desvela la realidad de un muchacho enfrentado al fracaso escolar, a las rígidas normas de una familia tradicional, a la experiencia de la sexualidad más allá del mero deseo.