Referencia:
Miguel Gallardo y Paco Roca publicaron hace un par de años dos obras (Arrugas y María y yo). Los medios, acostumbrados a identificar la historieta con Mortadelo y poco más, les dedicaron amplios espacios y su presencia se hizo habitual, casi indispensable, en los diversos eventos comiqueros de la piel de toro.
Lo que inicialmente iba a ser un sencillo cuaderno de viaje en el que primara la espontaneidad sobre la elaboración formal, ha acabado siendo un cuidadísimo álbum en el que se adivina cierta dosis de saludable competitividad entre dos autores que por mucho que se quieran y respeten necesitan saberse a la altura de su colega, como consecuencia los lectores pueden disfrutar de una obra con vocación de menor, pero con hechuras de superproducción.
En nombre de Su Majestad, el católico y poderoso Don Carlos, rey de los romanos y emperador Augusto de por vida, y de Doña Juana, su madre, soberana de los reinos de León y Castilla, defensores de la Iglesia, siempre victoriosos y que no conocen la derrota... Yo, Juan Cortejo, su servidor y mensajero, tengo el honor de instaros a aceptar que sea el Rey quien gobierne y administre estas tierras... Así comienza la odisea de una expedición de conquistadores que parten en pos del sudor de sol
En el centenario del inicio de la llamada “Gran Guerra”, la Primera Guerra Mundial, que tuvo lugar de 1914 a 1918, este volumen nos trae el recuerdo de lo sucedido a las gentes de Córcega, llamadas a luchar en defensa de la madre patria, Francia.
Es un relato basado, sobre todo, en cartas entre los combatientes y sus familias: la carta de Laurine a su marido, la de Jacques a su hermano, pero también en la historia de los “topos corsos”, etc. Todos ellos son relatos de “poilús” corsos, soldados franceses de la guerra, para recordar que la muerte, el sufrimiento y el miedo, pero también la esperanza de días mejores no han sido nunca simples abstracciones y que la guerra se escribe siempre con letras de sangre.