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"Condenados -o bendecidos- con la vida eterna después de haber bebido las aguas de un manantial mágico, la familia Tuck vaga de un lado a otro intentando pasar tan desapercibidos como puedan y vivir lo más cómodamente posible. Al descubrir por casualidad su secreto Winnie Foster, de diez años, los Tuck se la llevan a su casa y le explican por qué el vivir eternamente a determinada edad es menos bueno de lo que se podía creer. Pero las complicaciones surgen de inmediato cuando Winnie es seguida por un extraño que quiere comercializar el agua del manantial para hacerse con una fortuna." "Raras veces encuentra uno un libro con una prosa tan particular. Impecable tanto en su estilo como en su estructura, es rico en imágenes y está puntualizado por ligeros pellizcos de humor".
En nombre de Su Majestad, el católico y poderoso Don Carlos, rey de los romanos y emperador Augusto de por vida, y de Doña Juana, su madre, soberana de los reinos de León y Castilla, defensores de la Iglesia, siempre victoriosos y que no conocen la derrota... Yo, Juan Cortejo, su servidor y mensajero, tengo el honor de instaros a aceptar que sea el Rey quien gobierne y administre estas tierras... Así comienza la odisea de una expedición de conquistadores que parten en pos del sudor de sol
Cuando la vieja imprenta local en la que Felipe Díaz Carrión llevaba media vida quebró, él se quedó sin trabajo y sin posibilidades de conseguirlo. Era la época en que se emigraba a las industriosas poblaciones del norte. Su hijo tenía nueve años, y no había día en que Asun, su mujer, no le pidiera a Felipe que se marcharan. Así que cerraron la casa y se fueron al norte. Felipe trabajó pri-mero en la construcción, y después en una fábrica de productos químicos. Tuvieron otro hijo, se compraron otra casa, y pasó el tiempo, y la vida los cambió. Porque algunos de los miembros de la familia -el hijo mayor y Asun, que quizá no soportaban ser para siempre los otros, los charnegos- no pudieron sino sucumbir a las obsesiones de identidad y afirmación