Referencia:
Sin apenas darnos cuenta, hemos entrado en una Tercera Fase de la historia del conocimiento. Podemos decir que hubo una Primera, en la que dominó la escritura, y una Segunda, caracterizada por la imprenta. En esta Tercera Fase dominada por la cultura audiovisual, se han hecho posibles hazañas que nunca hubiéramos podido imaginar, pero estamos perdiendo, quizá para siempre, formas de conocimiento centenarias. Éste es el lado oscuro de la revolución informática.
Cuando la vieja imprenta local en la que Felipe Díaz Carrión llevaba media vida quebró, él se quedó sin trabajo y sin posibilidades de conseguirlo. Era la época en que se emigraba a las industriosas poblaciones del norte. Su hijo tenía nueve años, y no había día en que Asun, su mujer, no le pidiera a Felipe que se marcharan. Así que cerraron la casa y se fueron al norte. Felipe trabajó pri-mero en la construcción, y después en una fábrica de productos químicos. Tuvieron otro hijo, se compraron otra casa, y pasó el tiempo, y la vida los cambió. Porque algunos de los miembros de la familia -el hijo mayor y Asun, que quizá no soportaban ser para siempre los otros, los charnegos- no pudieron sino sucumbir a las obsesiones de identidad y afirmación